sábado, 15 de marzo de 2014

José Martí en Montecristi: Noticias que cambiaron la Historia

14 MARZO 2014 
José Martí y Máximo Gómez
LOS HECHOS
El martes 26 de febrero 1895, es recibida en la casa del General en Jefe del Ejército Libertador de Cuba,Máximo Gómez, en Montecristi, República Dominicana, la noticia del alzamiento de los patriotas cubanos contra el dominio colonial de España. José Martí, Delegado del Partido Revolucionario Cubano, había llegado a esa ciudad el día 7 del mismo mes para reunirse con el viejo soldado a fin de recomponer los hilos del entramado conspirativo que habían sido destrozados en parte por los sucesos de La Fernandina, dejando a los revolucionarios sin los recursos allegados durante tres años de trabajo sigiloso y fecundo.
El levantamiento había tenido lugar el 24 de febrero simultáneamente en varios lugares del país, según lo acordado por los dirigentes de la insurrección y reflejado en la orden de alzamiento firmada el 29 de enero en Nueva York, por el Delegado y los generales José María Rodríguez y Enrique Collazo.
Al conocerse la noticia el general Gómez convoca a una reunión urgente de los patriotas que se encontraban con él. Acuerdan que Gómez, Francisco Borrero, José María Rodríguez, Ángel Guerra, Enrique Collazo y ocho o diez hombres más se embarcaran hacia Cuba, y que el Delegado regresara a Nueva York para fortalecer la contienda militar de la isla con el envío constante de pertrechos y hombres, además del apoyo propagandístico en favor de la revolución, labores que pocos como él podrían realizar con tanta diligencia y acierto. Martí luego de oponerse con vehemencia a esta decisión que consideraba injusta e impolítica, terminó acatándola para no socavar el principio de autoridad y disciplina tan necesarios en esa hora decisiva. Consideraba no solo útil, sino imprescindible, su presencia en las filas de la insurrección, pues esto contribuiría a satisfacer su interés principal de ayudar con su autoridad y visión política a dar forma viable y eficaz a la República que habría de llevar dentro y sin estorbo la revolución armada y, al mismo tiempo, deshacer los reproches de quienes veían en él a un político verboso incapaz de hacer acto de presencia en los campos del honor una vez sonada la hora de la contienda.
Dando una muestra superior de dominio de su carácter, Martí asumió contra su voluntad la decisión de la mayoría y se dio a la tarea de acopiar recursos y armas para la expedición. Con este objeto, había previsto su viaje a Santo Domingo para el sábado 9 de marzo, pero el periódico dominicano Listín Diario de este día publicó una nota en la que reseñaba, variando ligera y al cabo catastróficamente su significado,una noticia aparecida en el New York Herald del 2 del propio mes, donde se aseguraba que Martí y Gómez eran los caudillos del alzamiento insurreccional en Cuba y que ambos jefes se encontraban ya en la isla.
Demás está decir la vehemencia con que Martí defendió en este nuevo contexto lo imperioso que resultaba, desde el punto de vista moral y político, su arribo a los campos de Cuba. No pudo el general disuadirlo otra vez, y fue incluido desde entonces como un miembro principal de la expedición que finalmente llevaría únicamente a seis de ellos, cuatro cubanos: José Martí, Francisco Borrero, César Salas y Ángel Guerra; y dos dominicanos: Máximo Gómez y Marcos del Rosario. Solo sobrevivirían a la contienda los dos quisqueyanos, cayendo lo cuatro cubanos en distintas operaciones combativas durante la guerra, el primero sería el propio Martí.
LAS NOTICIAS DEL HERALD
En su edición del sábado 2 de marzo de 1895, el diario New York Herald publicaba varias noticias sobre la situación de la guerra de Cuba, muchas de ellas contradictorias teniendo en cuenta lo prematuro de la insurrección y el énfasis del gobierno colonial en desfigurar los hechos para restarles importancia ante la opinión pública. Junto a las noticias sobre apresamientos, deserciones y enfrentamientos entre rebeldes y tropas del ejército ocurridas en sitios como Ibarra, Colón, Pinar del Río, La Habana y Santiago de Cuba, aparece un despacho fechado el día anterior en La Florida donde se asegura que Martí llegaría a los campos de la guerra:
MARTÍ DESEMBARCARÁ
Exhortación a los patriotas de La Florida por los líderes de Nueva York.
(Por el Telégrafo del Herald)
Tampa, Florida, Marzo 1, 1895.—El coronel Figueredo, jefe cubano aquí, recibió hoy un telegrama desde Nueva York firmado por Guerra y Quesada, que dice:–“Hemos recibido noticias las cuales nos aseguran la fortaleza del movimiento, y garantizamos el arribo de Martí, Gómez y Collazo.”

Conociendo bien los esfuerzos de España por desacreditar o eliminar toda noticia sobre la rebelión, los cubanos aquí leen entre líneas y creen que su revolución es fuerte y pujante. Poseen cartas privadas confirmándolo. Un caballero dice:–“Noticia de Santiago es que el general La Chambre perdió un número de hombres en su encuentro con los insurgentes dirigidos por Brooks y estos son mucho más numerosos que lo que los despachos han hecho parecer. Henry Brooks es natural de Boston y dueño de grandes minas de cobre y oro, donde trabajan cerca de cuatro mil hombres muchos de ellos americanos, y se cree que la mayoría lo acompaña.”
El Dr. Valdés Domínguez, de Tampa Occidental, quien se exilió desde Santiago hace seis meses debido a su fuerte sentimiento patriótico, conoce bien a Brooks, y dice que sus movimientos han estado dirigidos por el Dr. Ramos.
Otras cartas dicen que las cárceles y prisiones están llenas de cubanos, arrestados por sospecha simplemente, muchos de ellos son ricos. Ellos probablemente compartirán la suerte de los cuatrocientos cubanos ricos lanzados a prisión por sospecha en 1869. Los españoles finalmente cambiaron la tortura de los prisioneros cubanos por la muerte en vida en Fernando Poo, fortaleza militar española en el Golfo de Guinea.
Se cree que los arrestos de cubanos prominentes, forzará a muchos de ellos a salir al campo para evitar ser arrestados.
Un periódico español publica un llamado hecho a Martí y Gómez, a deponer las armas en ocho días, o les pondrán precio a sus cabezas. El País, el periódico conservador y oficialista español, dice de Maceo, el general mulato con rango próximo a Gómez en habilidad y destreza:–“España debe vigilar mucho a Costa Rica y a Maceo, porque si se le permite desembarcar, Cuba está perdida.”
Las noticias revolucionarias están despertando la generosidad entre los tabaqueros cubanos aquí, eso es maravilloso. Con dos mil dólares han contribuido hoy en una sola fábrica, y los fondos levantados esta semana para Cuba alcanzarán treinta o cuarenta mil dólares para mañana en la noche. Un hombre hoy se comprometió a entregar mil dólares —todo lo que posee— a la causa, y otro que gana cuatro dólares al día ha prometido vivir con veinticinco centavos hasta que pueda irse a Cuba a pelear, el resto será para contribuir a la causa.
MARTI 3
LAS NOTICIAS EN EL LISTÍN DIARIO
Por su parte, el principal periódico dominicano con el subtítulo de “La insurrección en Cuba” reseñaba ese día ampliamente la noticia de la muerte del patriota Manuel García , hombre de controversial trayectoria conocido como “El Rey de los campos de Cuba”, alzado y muerto el mismo 24 de febrero en la región de Matanzas.
La noticia sobre el desembarco de Martí y Gómez, sin embargo ocupa un pequeñísimo, casi invisible, espacio en la sección de Avisos y expresa textualmente:“El “NewYork Herald” dice que don José Martí y el general Máximo Gómez son los jefes de la actual insurrección en Cuba, y que ambos se encuentran en aquella Isla.”Como puede verse la información del periódico norteamericano, que anuncia esto como una posibilidad más o menos inmediata, ha sido “interpretada” por los redactores del diario dominicano, quienes dan como un hecho la presencia de Gómez y Martí en las filas de los insurrectos cubanos. Esta nota afirmativa, categórica, es la que el Apóstol lee en Montecristi y la que determina finalmente su inclusión en la expedición de Gómez, que sale de esta ciudad de la costa norte quisqueyana, protegida por la lobreguez de la noche y el beneplácito de las autoridades locales , el 1 de abril de 1895para, luego de varios contratiempos, desembarcar en la Playita, al pie de Cajobabo, en la costa sur de Guantánamo, el 11 de abril a las 10 y 30 de otra noche tormentosa y oscura.
EN TORNO A LOS HECHOS
El artículo del Herald dice claramente que el coronel Figueredo ha recibido un telegrama de Benjamín Guerra y Gonzalo de Quesada, el tesorero del Partido Revolucionario Cubano y el secretario del Delegado, respectivamente; los dos hombres a quienes Martí confió elmanejo de los hilos conspirativos desde Nueva York, así como la edición del periódico Patria, entre otras tareas. Según el cable, que reproduce textualmente el diario, ellos dicen haber recibido información que les permite “garantizar” el arribo de Martí, Gómez y Collazo. ¿De dónde recibieron esa información tan categórica? Ninguna comunicación de las conocidas hasta hoy enviadas por Martí desde la República Dominicana en los días previos a la publicación de estas noticias, en uno u otro diario, nos permite entrever que el Apóstol haya indicado tal “estrategia”para obligar a Gómez a llevarlo con él. De manera que solo la necesidad de aumentar el crédito de las acciones combativas, lo cual nos parece irresponsable e improbable en esos dos patriotas, o acaso fuera la ambigüedad del telegrama enviado a Figueredo lo que permitió a su vez una “interpretación” de los redactores del Herald tal como lo hicieran a todas luces los del Listín Diario, lo que provocó la cadena de sucesos que conllevaron al desenlace fatal aquel mediodía del 19 de mayo de 1895 en los potreros de Dos Ríos.
El propio Máximo Gómez, al referirse a estos acontecimientos, el 22 de agosto de 1895, en carta a Tomás Estrada Palma, confiesa: “Seis días antes de embarcarnos lo había yo decidido a quedarse, pero un aviso publicado imprudentemente en Patria lo hizo volver atrás, y ya a mí no me fue posible convencerlo y nos echamos a la mar. Pudiera decirse que los amigos de Martí, que alocados lo endiosaban, lo empujaron a ocupar un lugar que no era el suyo y donde pereció sin beneficio para la patria y sin gloria para él.” Evidentemente esta opinión absoluta del amigo y compañero dolido tiene un peso relativo en la historia, pues los sucesos posteriores demuestran que, aun cuando su vida hubiera sido sin duda más valiosa a la causa y al porvenir de Cuba, su muerte a destiempo contribuyó desde entonces y de forma creciente a unir el espíritu cubano y a fortalecer el sentimiento de amor a la sufrida isla antillana.
Tal fue el sino trágico de estas breves noticias que cambiaron el rumbo del Apóstol de Cuba y también el de la historia.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Guayubín Olivo, su retiro
El 13 de febrero de 1964, hace hoy 48 años, La Montaña Noroestana, Diómedes Antonio Olivo (Guayubín) se retiró como lanzador activo del béisbol dominicano.

Guayubín, el Cy Young del pitcheo en la pelota nuestra, con su número 9 en la espalda, subió por última vez a la colina de los sustos del estadio Quisqueya, dejando registros imposibles de romper, como son las 86 victorias de por vida, blanqueadas 13, juegos completos 70 y ponches 742.

En 1963-64, Guayubín se fue por la puerta grande con 9 victorias, 3 derrotas, 2.37 de efectividad, en 14 juegos iniciados, de los cuales completó seis.

Revisando los 13 de febrero en la carrera de Guayubín, en 1959 en la serie final del campeonato 58-59 le tocó lanzar en rol de relevo en un partido ganado por los Leones del Escogido 4-2 producto de un jonrón de Felipe Rojas Alou en el quinto episodio. El Licey había empatado el juego a dos carreras ante los envíos de Fred Kipp, con un hit de oro de Patico Ramírez. En ese partido Guayubín Olivo relevó en el noveno y Juan Marichal lo hizo en el mismo episodio por el Esccogido.

Ese juego tuvo un matiz histórico, ya que antes del juego, si los Leones perdían quedaban eliminados, el teniente general J. Arismendy Trujillo Molina (Petán), fundador del Palacio Radiotelevisor La Voz Dominicana, reunió en la colina central a Guayubín Olivo y Felipe Rojas Alou para que se dieran un abrazo. Ambos jugadores se fueron a los puños en el segundo juego de la serie final. Petán, al dirigirse a Olivo y Rojas Alou, les dijo: "Esto es una demostración de que en sus pechos de atletas ejemplares no hay resentimientos por el incidente acaecido".

El Licey ganó la corona a la distancia de 9 juegos (5-4) para la dirigencia de Joe Schultz. El récord de Olivo fue de 4-2, 2.12 de efectividad en 21 juegos lanzados, 5 de ellos como abridor.

Olivo en 1964 tenía contrato con los Cardenales de San Luis, pero no hizo el equipo grande, terminando su carrera en las Mayores con 5-6, 3.10 de efectividad con en dos campañas con Pittsburgh y San Luis.

Pocos dominicanos recuerdan a George Sackie, en días pasados alguien lo citó señalándolo como importado. Sackie fue el popular "Garabato", quien fue refuerzo en 1955 de los Cangrejeros de Santurce en la Serie del Caribe de 1955, celebrada en Venezuela.

Santurce derrotó al poderoso equipo de los Alacranes de los Alacranes de Almendares con pizarra de 7-6. El dominicano relevó a Rubén -El Divino Loco- Gómez. Por el equipo boricua disparó jonrón Don Zimmer, el Soldadito de Plomo". Zimmer siendo coach tuvo un incidente con Pedro Martínez.
3 de enero 1960.- Diómedes "Guayubín" Olivo, de los Tigres de Licey, se enfrentó por primera vez a su hermano Federico "Chichí" Olivo en el béisbol invernal dominicano y logró el domingo una victoria de 2x0 ante las Estrellas Orientales, en el estadio "Rafael Trujillo", hoy llamado "Quisqueya". "Guayubín" permitió dos inatrapables, ambos de su carnal, dio dos ponches y cero bases por bolas. Jonrón de dos carreras de Robert "Bob" Sadowski sentenció el juego. Diómedes fue padre del ex pítcher puertorriqueño-norteamericano Gilberto Rondón, quien jugó béisbol profesional en Estados Unidos y en México.

domingo, 9 de marzo de 2014

domingo, 2 de marzo de 2014

En la celebración del Día del Amor es un deber que “seamos para la historia amorosos y puros.”

 En todas partes y en todos los tiempos el amor es un sentimiento que une a los seres humanos, y los une también a una causa, a un ideal, a una patria y hasta a la humanidad. Los amores entre un hombre y una mujer han sido inmortalizados por la historia y la literatura.  

Sobre este sentimiento humano, en un sentido amplio y abarcador, José Martí legó ideas hermosas a las que siempre se podrá recurrir para hacernos mejores y afianzar la nobleza del alma.
   
Así, por ejemplo, afirmaba que “yo creo que sólo debe haber amor para las mujeres”. Y añadía una idea clave: “El secreto de toda victoria, …es la compañía de una buena mujer”. También definía que el “amor es delicadeza fina, merecimiento y respeto”.
   
La alta estima de Martí sobre la mujer en el plano individual, se proyecta en forma coherente en el enfoque social sobre la significación que tiene la participación de la mujer en la obra redentora de un pueblo. Sobre este asunto reflexionó.
  
 “Las campañas de los pueblos sólo son débiles, cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer; pero cuando la mujer se estremece y ayuda, cuando la mujer tímida y quieta de su natural, anima, aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño, la obra es invencible”.
Porque “toda la patria… está en la mujer: si ella falla, morimos: si ella nos es leal, somos. La abnegación de la mujer obliga al hombre a la virtud”. Y el elogio se exhalta más en Martí, al decir:

“En los Andes puede estar  el pedestal de nuestra libertad, pero el corazón de nuestra libertad está en nuestras mujeres”.



Por eso hay en Martí la prevención y el estímulo ante el sentimiento sublime y noble del amor entre las personas, y aconseja:
   
“No se canse de defender, ni de amar. No se canse de amar”.

“La única verdad de la vida, y la única fuerza, es el amor. En él está la salvación y en él está el mando. El patriotismo no es más que amor.

La amistad no es más que amor”.

Y confiesa: “Yo abrazo a todos los que saben amar”. “El cariño es la llave del mundo y el odio es su estercolero”. “El que ama es oro. El que ama poco, con trabajo, a regañadientes, contra su propia voluntad,  o no ama, -no es oro. Que el amor sea la moda. Que se marque al que no ame, para que la pena lo convierta”.
   
Y finalmente expresa su fe en el engrandecimiento patrio: “Cuba es pueblo que ama y cree, y goza en amar y creer” “El cubano ama la gloria, porque es capaz  de ella: ama a los que pasean por el mundo la gloria de su patria”.
  
   Con estas hermosas ideas sobre el amor quiero introducir el amor compartido entre Carlos Manuel de Céspedes, primer presidente de la República de Cuba en Armas y reconocido como Padre de la Patria , y Ana de Quesada (Anita), a partir del encuentro de ambos en una fecha gloriosa de nuestra historia, precisamente para fundar a la nueva república que desafiaba el poder colonial de España.
   
El encuentro de Céspedes con Anita tuvo lugar en la circunstancia siguiente. Era el 10 de abril de 1869. Esa mañana el poblado de Guáimaro estaba engalanado como para una feria gigante. La calle principal, recta y ancha, desembocaba en una plaza espaciosa. Estaba a esa hora atestada de gente.
  
 La cabalgata de los delegados continuó entre el polvo, los sombreros de yarey, el sudor de la concurrencia, el tufo que emanaba de las bestias sudorosas y las exclamaciones y vivas del gentío. En un punto de la plaza se encontraba una hermosa joven.
Era Ana de Quesada. Sus familiares y amigos le llamaban cariñosamente Anita. Años más tarde ella testimoniaría su presencia allí de esta manera.
    “Yo pertenecía a ese grupo de jóvenes camagüeyanas que siguiendo a nuestros mayores, fuimos a presenciar en Guáimaro el nacimiento de un pueblo. Allí vi por primera vez a Carlos Manuel. Esposa después del primer Presidente de la República , hube de sufrir a su lado los rigores de la campaña en los más crudos años de la guerra.”
  
 Cuando se casaron el 4 de noviembre de 1969, ella, que había nacido el 14 de febrero de 1842, tenía 27 años, y él, que había nacido el 18 de abril de 1819, tenía 50 años. Permanecieron juntos, sufriendo los avatares de la guerra, apenas un año, pues en su intento de salida para el extranjero fue detenida  y  en diciembre de 1870 salió deportada hacia los Estados Unidos.

Tuvieron tres hijos, uno muerto de enfermedad en la manigua y dos, mellizos, nacidos en el extranjero. Nunca volvieron a verse, y Céspedes sólo pudo ver a Anita y sus hijos en retratos.

  Así que en forma resumida expondré fragmentariamente aquellas confesiones en cartas, a modo de despedidas, y en diarios que reflejan las angustias de la separación y las manifestaciones del amor compartido, en que resaltan la ternura de un hombre que llevaba sobre sus hombros la dirección del país en guerra, vivía los azares y pesares de una vida trashumante en los campos insurrectos de Cuba, y aún tenía un surtidor de sentimientos amorosos para su familia.

  “Más quisiera decirte, pero mis males pueden agravarse escribiendo demasiado. Hace más de seis meses que te separaste de mí; no creo volverte a ver más en la tierra, pero mi corazón es tuyo y te amo sinceramente…

Ya ves que yo te abro mi pecho y te cuento todo lo que me pasa. Tú sé lo mismo conmigo y como Eloísa y Abelardo si no hemos de ser más que el uno para el otro, seamos para la historia amorosos y puros.”
  
 “El ansiado correo del exterior llegó por fin… supe que tú, que eres hoy mi prenda más cara en el mundo, después de Cubay mis adorados mellizos continuabais en perfecta salud…”
   “Cumplieron este mes un año nuestros queridos hijitos y aún no los he conocido! ¡Ay! Tal vez no los conoceré nunca! También hizo veinte meses que no te veo! En esa eternidad, cuantos dolores!
 Esto lo recordé el 13 y no obstante mi entereza y la firme resolución que tengo formada de morir, si no doy libertad a mi patria, resolución que creo me apruebas y debes aprobarme, te confieso que sufrí una angustia mortal y para vencerla necesité toda la fuerza de mi voluntad. Es cierto que no hay sacrificio comparable con el de vivir separado de ti y de las prendas de nuestro amor.”
  
 “Yo estoy persuadido de que no he de volver a verte; porque moriré en la guerra, o alguno me matará antes. Nunca conoceré a nuestros hijitos más que por retratos; pues también su tierna edad los expone mucho a una desgracia.”
  
  “Para concluir, alma mía, tu sabes que soy tuyo, ¡que te quiero más que a mí mismo, y que jamás podré olvidarte, que tu separación me es más dolorosa que la muerte; …; pero es preciso conformarse con la suerte y esperar días más felices.

Mientras que se realiza tanta ventura, me despido de ti, enviándote mis suspiros amorosos, mis besos que se pierden por el aire…”
   
“Adiós, alma de mi vida, inolvidable tesoro: con los tiernos frutos de nuestro amor, recibe los afectuosos cariños de tu esposo.”

  “Para ti tengo un corazón lleno de amor eterno y para mis adorados hijos las caricias de un padre afectuoso.”
   
“Mil caricias a los queridos mellizos. De ti me despido, jurándote amor eterno.”
   
 “Adiós, mi idolatrada mujercita. Soy todo tuyo. Doscientos mil millones de recuerdos y caricias mando para ti y mis queridos hijitos.
   “
¡Adiós, pues!. Para los niños mil besos y para ti… Vamos…! Un abrazo… ¿Por qué no? Eso no es quebrantar mis castos propósitos…”
  
 “Dale un millón de besos a mis adorados hijitos… y mientras otra cosa dispone la fortuna, mi vida es tuya.”
  

 “Sábado 13 de diciembre. Anoche lloviznó dos veces y hoy está fría la mañana. 

Cumplen tres años justos que me separé de mi Anita. Estábamos en Camagüey, cerca de San Jerónimo, en casa de una familia de apellido Placeres, a quien luego capturaron los españoles. Nunca he estado tanto tiempo separado de una persona amada. (…) 

Ahora, aunque mi Anita vive con su familia, todos están en un país extranjero y sin más medios de subsistencia que los que mi posición les proporcionaba. Muchos amigos les volverán la espalda; porque he dejado de ser Presidente.

 En cuanto a mí, haciendo la vida del salvaje, estoy perseguido por los españoles que ansían mi muerte, y lo que es más sensible, estoy rodeado de enemigos políticos en los mismos cubanos envidiosos de mi gloria y que desean anonadarme, aun antes de saber cuál será el éxito de nuestra contienda y qué lugar nos asignará la historia en sus páginas.

No conozco a mis propios hijos nacidos en el destierro y es muy probable que jamás vea a esos objetos tan queridos. Resignado estoy a mi muerte y aquí como en la hora de mi último suspiro, para nada contaré mis sufrimientos y únicamente rogaré al G.A.D.U, que conceda algunos días risueños en la tierra a los seres que me han amado, y a estos que me perdonen los dolores que por mi causa han sufrido!”
  
 “Me he levantado triste, pensando que nunca más volveré a ver a las personas que amo y que mis hijitos ni siquiera habrán conocido mis cabellos y mi barba que les mandaba con Vega y regularmente se habrán perdido en su naufragio.”
  
 “Este fue el modo en que se inauguró el cuarto año de la Constitución de Guáimaro. Como el mal y el bien se suceden alternativamente, espero que la felicidad toque a su término.

Yo recordé muchas veces, y ese grato recuerdo me hizo olvidar las horas de sufrimiento, que en aquellos días memorables encontré a Anita sobre la tierra como el pájaro que halla su nido y el alma que halla su cielo.Pensé que lo bueno y lo verdadero siempre hallan su hora en que todo lo vencen.”  
   Carlos Manuel de Céspedes cayó muerto en combate el 27 de febrero de 1874. En estos breves minutos finales de su vida quizás imaginó que escaparía de sus enemigos como otras tantas veces, o quizás sintió que abrazaba y besaba a su Anita y sus mellizos y luego se les escapaban como en un sueño.
   
“Aunque el corazón me anuncia que es eterna nuestra separación, tu recuerdo está siempre vivo en mi memoria y me enajena a veces la ilusión de que algún día pueda volver a oprimirte en mi seno. Pero si esa dicha ha de lograrse, saliendo yo de Cuba, ay, amor mío, que muera yo sin probarla…”
  
Se había cumplido el vaticinio confesado en carta a su esposa Anita.


sábado, 1 de marzo de 2014

Instalan en Guayubín agro exportadora de maní

SANTO DOMINGO, República dominicana.- Un inversionista nicaragüense se reunió con el presidente Danilo Medina para informarle sobre la inversión de 200 millones de dólares que realiza en la zona fronteriza de la República Dominicana, mediante la instalación de una agro exportadora de maní.
Al salir del encuentro con el jefe de Estado, Mauricio Zacarías Guerra, explicó que la Compañía  Agro industria Santa Luisa ya está operando en la comunidad de Guayubín, con una planilla de 60 empleados  y una inversión inicial que ronda los cuatro millones de dólares.
Argumentó que decidieron instalarse en el país gracias al clima de inversión y seguridad jurídica que ofrece la República Dominicana, tras adelantar que en una segunda etapa se ubicarán en Elías Piña y San Juan, en el Sur profundo.
Zacarías Guerra señaló que en el municipio de Esperanza tienen un banco de semillas de 600 tareas,  y que el objetivo final es poner a producir unas 400 mil tareas, con el propósito de que en el 2016 se pueda contar con  una planilla de 8 mil empleos directos.
Dijo que pretende que para ese año la República Dominicana se convierta en el quinto país mayor exportador de maní de la región, compitiendo con Estados Unidos, Argentina, Brasil y Nicaragua.
“El señor presidente Danilo Medina nos garantizó que este país se puede trabajar. Quisiera ser un dominicano más para contribuir con la República Dominicana”, señaló.
Mauricio Zacarías Guerra, quien es uno de los principales productores y exportadores de maní de Nicaragua, adelantó que ya tienen en el país las plantas procesadoras, por lo que inaugurarán la empresa agroindustrial en diciembre próximo.
En su visita al Palacio Nacional el empresario nicaragüense estuvo acompañado del presidente de la Junta Agro empresarial Dominicana, Osmar Benítez, quien explicó que el proyecto beneficiará a los  residentes en las fronteras Sur y Norte del país.  


viernes, 28 de febrero de 2014

BIOGRAFIA DE DEMETRIO RODRIGUEZ

Durante el siglo XIX, la Línea Noroeste fue una de las tierras más pródigas en la producción de caudillos civiles y militares. Este fenómeno está íntimamente asociado al papel protagónico que desempeñó dicha región durante la Guerra Restauradora como baluarte revolucionario, debido a su proximidad con la frontera domínico haitiana. Muchos de los militares que participaron en esta gesta, como Benito Monción, Juan Gómez, Diego y Gavino Crespo y otros, permanecieron en la región con parte de sus ejércitos y recursos bélicos, contribuyendo a divulgar de esta manera una cultura heroica y violenta, que se combinó con elevados niveles de pobreza.
En este entorno, de primacía de los caudillos en la esfera política, es que emerge la figura del general Demetrio Rodríguez, quien perteneció a una estirpe cuasi caballeresca cuyo supremo interés consistía, al igual que los genuinos caballeros de la Edad Media, en disfrutar de las aventuras guerrilleras.
En el general Rodríguez se cristalizan muchas de las virtudes inherentes a los caballeros medievalescos, tales como fidelidad a la palabra empeñada, la cortesía, el poco aprecio que siente por su vida, afición por la guerra, valoración de la fama por encima del dinero (“vámonos a ese escenario a hacernos grandes”, dijo en una ocasión), el convencimiento de que empleaba su arma por una causa justa, la admiración por los caballos, la práctica de la cacería en el caso de Demetrio era la lidia de gallos , la defensa a ultranza del honor ante cualquier ofensa, y sobre todo, la valentía.
Demetrio nació en el seno de una familia acaudalada el 18 de septiembre de 1866, en la pequeña aldea de Juan Gómez, Guayubín. Su padre, Bernardo Rodríguez, rico hacendado que podía contar las onzas de oro por sacos y vender centenares de reses de un sólo color. Su madre fue doña Petronila Peña de Rodríguez. Ambos realizaron esfuerzos descomunales por dispensarle una educación de calidad a su vástago.
En este empeño por sustraerlo del ambiente político, Demetrio, luego de realizar estudios iniciales en Guayubín, fue enviado a Mao donde estudió bajo la dirección del maestro cubano Rosendo Pardo; desde allí pasó a Montecristi, y más tarde, al colegio San Luis Gonzaga de Santo Domingo, bajo la dirección del Presbítero Francisco Xavier Billini. Posteriormente, sus padres lo enviaron a estudiar a un célebre colegio de la ciudad de New York. En 1889, Demetrio, junto a su familia, realizó un recorrido por Europa con motivo de la Exposición Internacional de París, que fue aprovechado por sus padres para inscribirlo en la universidad de Wesfalia, Alemania, para estudiar economía, y, aunque no llegó a concluir la carrera, es evidente que Demetrio alcanzó un nivel de instrucción muy superior al de todos sus compañeros.
Sin embargo, las querencias de Demetrio, así como su espíritu díscolo, lo condujeron de nuevo al país en 1894, para sumirse en la sórdida atmósfera de las revueltas rurales, y, al poco tiempo se incorporó a una acción conspirativa contra el orden autoritario instituido por Ulises Heureaux, lo que motivó su apresamiento. Pero Heureaux, conociendo la valentía e intrepidez del joven liniero, y como parte de su política de ofrecer prebendas a los provincianos sobresalientes, lo designó en 1895, administrador de Hacienda de Montecristi, y luego, secretario de la Gobernación de Moca. Al año siguiente, pasó a desempeñarse como secretario particular de Heureaux, con rango de capitán, y parte del Estado Mayor del tirano, cuyo máximo interés consistía en utilizarlo como fuerza de choque o gallo de pelea. En este último rol, Demetrio fue el edecán del general Heureaux en su postrero viaje a Moca, el 26 de julio de 1899.
La díscola etapa de juventud del joven Demetrio, aunada a la holgada posición económica de sus padres, le permitieron a este espíritu abierto y alegre disfrutar de todo tipo de placeres y satisfacciones, en función, claro está, de los patrones de diversión predominantes en una sociedad rural. Entre sus pasiones sobresalía su atracción por las mujeres, dejando una prole compuesta por siete varones, lo que le hubiera valido el título en España de “Hidalgo de Bragueta”, como ha observado Rufino Martínez.
En poco tiempo, y en un contexto en que la autoridad social descansaba en manos de los caudillos regionales, el general Demetrio Rodríguez se convirtió en la “primera espada” del jimenismo, siendo designado jefe comunal de Guayubín en 1901, luego de agotar un breve período de identificación con el horacismo que había propinado un golpe de estado al Presidente Jimenes, el 26 de abril de 1902.
A partir de este momento, y animado siempre por una mentalidad caballeresca, no hubo gesta en la que el general Demetrio Rodríguez no participara. En octubre de 1902, se le presentó al romántico General la oportunidad de manifestar nuevamente su reconocida valentía al integrarse al movimiento de oposición contra el régimen de Vásquez, que emprendió el veterano General y hacendado liniero Andrés Navarro. Uno de los más cruentos combates tuvo lugar en el Puente de Guayubín en el que Demetrio, con un reducido número de guerrilleros, logro abatir a los generales horacistas Rafael Abreu y Amadeo Tavárez, a pesar de que las tropas horacistas lograron finalmente imponerse, debiendo Demetrio acogerse a las garantías que le ofrecieron y fijar residencia en la ciudad de Puerto Plata. En abril de 1903, salió hacia Cuba, en calidad de exiliado.
A fines de este último año, al producirse la fusión de jimenistas y horacistas para derrocar los remanentes del lilisismo en el poder, bajo la égida de Alejandro Wons y Gil, movimiento conocido como La Unión, el general Demetrio, blandiendo la insignia del honor y la hidalguía, encabezó las huestes del primer agrupamiento que se desplazaron desde la Línea Noroeste hacia Santo Domingo, dando inicio de esta manera a la que ha sido ponderada como la etapa más activa y fulgurante de su accionar guerrillero.
Una vez Morales Languasco en el poder, el Rodríguez fue designado al frente de la Gobernación de la provincia de San Pedro de Macorís. Empero, la unidad de entre los jimenistas y Morales se resquebrajó rápidamente, tras el intento de este último de distanciarse de los primeros en aras de consolidar su poder personal, lo que dio inicio a la llamada Guerra de la Desunión. De inmediato, el general Rodríguez le encomendó al general Zenón Ovando la misión de sitiar la ciudad de Santo Domingo, para lo cual le entregó todos los recursos bélicos de que disponía la plaza, pero éste, de filiación horacista y en un acto de felonía, desplazó a Rodríguez del lugar, quien se vio compelido a replegarse a su cubil en Montecristi, debiendo franquear fuerzas hostiles en todo el trayecto, con apenas ochenta y tres hombres.
Tras hacer acopio de fuerzas en el noroeste, el general Rodríguez retornó de allí con su tropa ya rearticulada como Jefe Superior de Operaciones militares de la Guerra de la Desunión, librando uno de los más bravíos combates que registran los anales épicos nacionales contra su amigo de infancia, el Ministro de Guerra, general Raúl Cabrera, con quien, desde su estadía en la ciudad de Moca, mantenía profundos vínculos de amistad e incluso sostuvo relaciones afectivas con una de sus hermanas.
En la ruta hacia la provincia oriental, el general Demetrio se había batido con tropas adversas en Guerra, Bayaguana y Los Llanos. El enfrentamiento entre Rodríguez y Cabrera en Los Montones, San Pedro de Macorís, el 21 de enero de 1904, alcanzó ribetes caballerescos. De él da cuenta Juan Bosch en su romance “El combate de los Montones”. Antes de entrar en liza, entre ambos generales se produjo un interesante cruce de cartas, en una de las cuales el general Rodríguez, con su habitual hidalguía, intentó evitar el enfrentamiento bélico con su amigo Cabrera, pues estaba convencido de la superioridad y valía de los guerrilleros linieros, quienes peleaban espontáneamente, frente a soldados que lo hacían por obligación. “Te aseguro que si damos la pelea será cosa que dará lástima”, acota Demetrio. La respuesta de Cabrera no fue menos contundente: “¡Qué ironía! Si abandono yo el camino en el momento en que un enemigo tan formidable bajo tu mando viene sobre la población de San pedro de Macorís, he dejado yo de cumplir con mi deber y habría traicionado mi opinión (_) Tal vez a mi falte valor, a ti te sobra; pero a mi sobra la vergüenza”.
En la acción bélica, los guerrilleros del general Rodríguez aplastaron de manera contundente al ejército que comandaba el General Cabrera, quien recibió una herida letal, no obstante las previsiones que se adoptaron para impedirlo, además de perder una gran cantidad de armas, bagajes y pertrechos bélicos. Por esto, su muerte le causó una honda pena al general Rodríguez, quien tomó sin obstáculos la Sultana del Este.
Luego de numerosas escaramuzas en los alrededores de San Pedro de Macorís, los esfuerzos del general Rodríguez resultaron chasqueados, por lo cual se replegó nuevamente a Montecristi, tras lo cual entró en una etapa de holganza. Es evidente, que la reducida comprensión de los fenómenos políticos, le impidieron aprehender al general Rodríguez el imperativo que animaba a la facción horacista, encabezada por el general Cáceres, de apoderarse del poder y exterminar a los principales caudillos jimenistas, cuya máxima figura militar era precisamente el intrépido guerrillero liniero.
La obsesión por las aventuras condujeron a Demetrio a ofertar apoyo al Presidente Morales, quien se hallaba virtualmente prisionero en el Palacio, y al concretizarse éstas, con la llegada del buque Independencia, el general Demetrio despachó sus mejores fuerzas a la ciudad de Santiago, comandadas por los generales Miguel A. Pichardo y Andrés Navarro, y marchó a tomar la ciudad de Puerto Plata con fuerzas menores, donde fue enfrentado por el general horacista Jesús María Céspedes, con quien había establecido acuerdos previos y contaba con su eventual colaboración. A pesar de la virtual desventaja bélica y numérica, en dos ocasiones el general Rodríguez logró repeler exitosamente las fuerzas horacistas; pero el 2 de enero de 1906, al cruzar el llamado puente de La Guinea, en las afueras de la ciudad, el cuerpo de Demetrio recibió dos fulminantes impactos de bala.
Demetrio Rodríguez era nativo de la sección de Las Aguas, jurisdicción de Guayubín. Su Padre Bernardo Rodríguez era un rico de verdad. A su hijo lo mandó a estudiar a Alemania. Pero a Demetrio le gustaban los bailes, las jaranas, los gallos, los garitos y las faldas de las blancas, las morenas y las trigueñas.
Lilís que tenía ojos clínicos para detectar a los hombres de pelos en pecho. Lo sonsacó para incorporarlo en su Estado Mayor. En julio de 1899 en su último viaje, para visitar a Sánchez, La Vega, Moca, Santiago y Puerto Plata, Demetrio fue escogido como acompañante: pero la tarde del trágico 26 de julio en Moca, Lilís lo dejó en las afueras de la Ciudad del Viaducto y fue solo a encontrarse con la muerte cara a cara.

Se asegura que el padre de Demetrio para apartarlo de las luchas intestinas, le ofreció darle en onzas peluconas de oro, lo que su cuerpo pesara en una balanza. Con tal que se apartara del peligro de las balas. Demetrio no aceptó la paternal oferta y se convirtió en un guerrillero sagaz, valeroso, noble, desprendido, campechano y dadivoso.

Demetrio fue realmente lo que Joaquín Balaguer utilizó como título en una charla que pronunció en el 1957 en la Universidad de Santo Domingo “Un Héroe de Romance”.

Para el bravo de Las Aguas llegó el final, y el día 3 de enero de 1906, en el llamado “Puente de la Guinea” cerca de Puerto Plata, una bala mató a Demetrio.
Uno de sus fieles guerrilleros, que Candelario Jiménez se llamaba, lo levantó del suelo, lo cruzó sobre el lomo de su caballo y se encaminó hacia Las Aguas de Guayubín, para llevárselo a su padre Bernardo Rodríguez.
La musa popular le dedicó al difunto una estrofa: “Perdió La Línea un tesoro, la República una espada, murió Demetrio Rodríguez, quedó la Patria enlutada”.